EL LEGADO GRIEGO. Periodo Arcaico (siglos VII-VI a.C.) Periodo Clásico (siglos V-IV a.C.) Periodo Helenístico (siglos IV-I a.C. )

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EL LEGADO GRIEGO

Periodo Arcaico (siglos VII-VI a.C.) Periodo Clásico (siglos V-IV a.C.) Periodo Helenístico (siglos IV-I a.C. )

PERIODO ARCAICO

A partir de la segunda mitad del siglo VII A.C., se dejan ver los primeros atisbos de una cierta estabilidad frente al vacío de la era anterior, situación que se vio motivada por una serie de profundas transformaciones que posteriormente dieron origen al universo cultural clásico. A esta época germinal, hoy en día se la conoce como Grecia Arcaica. Abarca desde finales de la Edad Oscura hasta el advenimiento de las Guerras Médicas en el siglo V A.C. Entre los fenómenos más importantes de este periodo podemos destacar: - La expansión territorial - El surgimiento de las Ciudades-Estado -El asenso de nuevos grupos sociales y la construcción de una identidad cultural griega. EL PERIODO ARCAICO

El cese parcial de los conflictos armados a fines del siglo VII, posibilitó un acelerado crecimiento demográfico, lo que obligó a miles de familias a buscar nuevos horizontes fuera de Grecia. Esta situación, sumado a las constantes crisis políticas y al desarrollo del comercio, explican en gran medida la rápida expansión colonial que experimentaron los pueblos griegos durante este periodo. En este sentido, la expansión tuvo como finalidad primordial la de crear nuevas ciudades y establecer así la cultura helénica a lo largo de toda la costa mediterránea. Las principales áreas de colonización griega fueron el Mar Negro (Ponto Euxino), el sur de la península itálica (Magna Grecia), Egipto, la costa meridional de Francia (Marsella), así como el noreste de de España, entre otros. LA EXPANSION TERRITORIAL

LAS INFLUENCIAS CULTURALES DE GRECIA ANTIGUA

EL COLONIALISMO GRIEGO, siglo VII A.C.

Las Ciudades-Estado griegas, o Polis, surgieron en el contexto de un nuevo orden social y político desarrollado tras la caída de las civilizaciones prehistóricas de Creta y Micenas. A esa altura, buena parte de las antiguas monarquías prehelénicas ya habían sucumbido tras las invasiones bárbaras, dando origen a diversas formas de gobierno, caracterizadas por su simbolismo cíclico. Entre las más importantes, destacan los regímenes aristocráticos, que eran gobiernos dirigidos por las elites locales, lo que en muchos casos generó una serie de conflictos internos que acabaron en levantamientos populares. Dichas rebeliones aspiraban al surgimiento de sistemas representativos, donde se brindara acceso a los grupos marginados. Este sistema se conocía como el gobierno del pueblo, o democracia. Generalmente, derivaban en un agudo estado de anarquía, el que solo lograba ser sofocado por breves gobiernos dictatoriales, conocidos como tiranías. En casos particulares, las tiranías regeneraban el ciclo, tras convertirse en dinastías hereditarias, las que perfectamente podían ser comparadas con los viejos regímenes monárquicos. EL SURGIMIENTO DE LA POLIS

Lo anterior, constituye la base de la evolución política griega y que se sintetiza en la importancia que asume la ciudad como centro del desarrollo socio-político helénico. El origen de estos fenómenos nace de la alianza entre los intereses particulares de los diversos grupos sociales (aristocracia - sectores medios y bajos), los que se constituían como una comunidad de iguales, cuyo eje central era, precisamente, el fortalecimiento de la polis. De ahí que a partir de ésta se construyó todo un nuevo ordenamiento que dio origen a nuestras actuales instituciones, especialmente en lo relativo al papel del Estado y la ciudadanía.

El nacimiento de la Polis representó una evolución sustancial en el desarrollo socio-político griego, pues creó en ellos una nueva visión de mundo, ya no como una sociedad estática y coercitiva, sino como una sociedad política que, en suma, era la forjadora de su propio destino. Esto posibilitó una apertura a los estratos urbanos medios y bajos, los que en adelante participaron activamente en la toma de decisiones, convirtiéndose así en los principales actores de aquellos procesos. La consciencia final de todos estos cambios fue, sin duda, la construcción de una identidad común, encarnada en sus propias instituciones y valores. Esta fue la base fundamental para la expresión del genio cultural griego, fundando así las bases del mundo occidental. LOS NUEVOS ACTORES SOCIALES

PERIODO CLASICO

A lo largo del siglo V a.C. y hasta el advenimiento de Alejandro Magno, se suele hablar del periodo clásico, conocido también como la época de mayor esplendor del mundo griego. A nivel político y social, se suele hablar de una apertura de sus instituciones, a través del florecimiento de las polis jonias y el importante rol que éstas desempeñaron a lo largo de este periodo. Fue precisamente este florecimiento, el que condujo a una serie de largos enfrentamientos, primero contra la hegemonía persa, luego al interior de las propias ciudades-estado griegas. Dicha situación explica, entre otras cosas, el álgido desarrollo de la cultura helénica la que, sumida al interior de sus conflictos internos y la creciente irrupción del exterior, terminó generando su propia decadencia, al mismo tiempo que los nuevos actores tomaban el control de su hegemonía. EL PERIODO CLASICO

Desde temprano, las antiguas ciudades jonias de Asia Menor se vieron amenazadas por el continuo avance de los imperios orientales. Hacia principios del siglo V a.C., los persas iniciaron la violenta anexión del territorio, arrasando de este modo con buena parte de estas ciudades y generando un fuerte enfrentamiento a lo largo de este periodo. Dicha situación, llevó a la rápida movilización de las ciudades helenas frente al peligro de una inminente invasión de la península. Esta finalmente se produjo en el 490 a.C., lo cual condujo a tres feroces guerras que terminaron con la liberación de Grecia y la definitiva derrota de los persas. Entre otras cosas, las sucesivas victorias griegas catapultaron rápidamente el poderío de las ciudades jonias, particularmente Atenas, lo que generó fuertes conflictos entre esta última y su rival Esparta. LAS GUERRAS MEDICAS

Con un amplio historial de reformas y transformaciones socio-políticas, la democracia ateniense adquirió su máximo esplendor durante el siglo V a.C. Ya un siglo antes, reformadores como Dracón y Solón, habían introducido los primeros ensayos constitucionales encaminados a destruir el sistema estamental y generar así la apertura social dentro de las polis jonias. Tras su victoria en las guerras medicas, Atenas experimentó un voraz crecimiento demográfico y urbanístico, sumado a una naciente hegemonía que se dejaba sentir fuertemente en el resto de las ciudades. En el 477 a.C. Atenas y sus aliados formaron la Liga Atico-Délica, cuya función principal era la defensa de las ciudades jonias frente a las amenazas de persas y espartanos. A partir de ese momento, Atenas se convertiría en la mayor potencia marítima de Grecia, forjadora así mismo de un vastísimo imperio comercial. Bajo estas condiciones, la democracia ateniense se situó como el principal referente político de las polis griegas, al mismo tiempo que un fruto de enconados conflictos de poder entre sus propios aliados y rivales. LA DEMOCRACIA ATENIENSE

LA LIGA ÁTICO-DÉLICA

Uno de los principales exponentes de la política ateniense de este periodo fue Pericles ( a.C.), connotado político y militar que condujo las riendas del imperialismo ateniense hasta el momento de su muerte. Pericles transformó el sistema democrático hacia un sistema basado en poderío militar y comercial de la metrópoli, todo esto a costa de la antigua autonomía de las ciudades- estado griegas. Para este fin, se hizo acompañar de importantes personalidades intelectuales, quienes expandieron su influencia a lo largo de la Hélade. De esta forma, Atenas experimentó su mayor apogeo, al tiempo que despertaba los odios y rivalidades que derivaron en su posterior decadencia.

La ancestral rivalidad entre Atenas y Esparta influyó decisivamente en el estallido de esta guerra, que se cuenta entre las más cruentas de las desatadas en suelo griego. En general, se trató de una enfrentamiento entre las dos más grandes confederaciones de ese tiempo: la Liga Ático-Délica, formada por Atenas y las polis griegas del Egeo, y la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta y los enemigos del imperialismo ateniense. La guerra se inició el 431 a.C., extendiéndose hasta finales de este siglo. En términos políticos y materiales, dicho conflicto supuso la ruina las ciudades griegas, en particular de Atenas y sus aliados, quienes firmaron su capitulación el 404 a.C. LA GUERRA DEL PELOPONESO

PERIODO HELENÍSTICO

Arruinadas y en permanente disputa, las polis griegas se vieron sometidas al poderoso reino de Macedonia, cuyo rey, Filipo II, las conquistó y unificó bajo el alero de su naciente reino. Sin embargo, la labor de los macedonios no quedó completa sino hasta una generación más tarde, cuando el hijo de Filipo, Alejandro III (Alejandro Magno), inició la titánica tarea reconstruir el mundo griego, esta vez bajo una sola bandera y unos mismos fines. En un periodo de tan solo trece años, el joven Alejandro se propuso la misión de conquistar oriente medio, y buena parte del mundo conocido, labor que desarrolló prodigiosamente hasta el final de su vida. ALEJANDRO MAGNO

EL IMPERIO ALEJANDRINO, siglo IV A.C.

Su vasto imperio, albergó un sinfín de territorios, pueblos y culturas, que se extendían desde Grecia hasta los confines de la India. Bajo dicho impulso, formuló las bases del primer imperio universal de occidente, queriendo aglutinar de manera particular las tradiciones helenas, macedonias y persas bajo el velo de su manto. No obstante, sus sueños quedarían frustrados tras su propia muerte, acaecida el 329 a.C., tras cuyo deceso se produjo el desmembramiento y posterior desintegración de sus dominios, a través de una serie de monarquías helénicas, conocidas también como los reinos de los Diadocos. Sumidos en el despotismo, los diadocos fueron el último eslabón de la cultura helénica, manteniéndose invariablemente hasta los inicios de la dominación romana.